Estrenamos estación con la nueva añada de nuestro vino más gastronómico y singular, que te sorprenderá por la historia de cómo nació, su crianza, color, aroma, nombre … ¡Es único!

“Nació por accidente”, así empieza su historia. “Se iba a utilizar para ensamblar y mejorar otros vinos tintos de la bodega pero… vimos que era un vino muy interesante, muy gastronómico y singular, beneficiado por su fermentación y maceración con los hollejos de uva y por la ligera tanicidad que le aportaba la barrica de tinto”, cuenta el propietario Manuel Álvarez-Arenas.

Su crianza de 6 meses en barricas francesas usadas para vinos tintos explica su atractivo color rosado piel de cebolla y una ligera tanicidad más propia de los vinos tintos que de los vinos blancos.

El coupage de Moscatel (45%), Roussane (30%) y Sauvignon Blanc (25%) provoca que la sensación olfativa de cierto dulzor del característico aroma del moscatel, choque con su carácter de vino seco y fresco en boca.

Su nombre va unido al titubeo de su propio nacimiento. Se eligió por las dudas que surgieron alrededor de él en bodega. Y ese no saber para dónde tirar, es lo que hizo que lo bautizaran así.

Recomendamos disfrutarlo dejándose llevar (y muy frío). Así intenta transmitirlo su etiqueta: el viento entre las hojas, entre las ramas, una sensación de felicidad al tumbarnos y sentir que flotamos con ellas.

Si te has quedado con ganas de más, no lo dudes, tienes que probarlo.

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